jueves, 22 de noviembre de 2012

Del 3 de Febrero al 22 de Junio en nuestra incompleta democracia



Del 3 de Febrero al 22 de Junio
en nuestra incompleta democracia

Por Gustavo Codas (*)

El 22 de Junio del 2012 mostró los límites del régimen inaugurado por el 3 de Febrero de 1989”. Esa definición precisa y rica en significados sobre el golpe de estado parlamentario fue planteada por uno de los expositores en una plenaria del Frente Guasú el 8 de septiembre pasado. Primero expliquemos la tesis. Después discutamos algunas posibles conclusiones.

El golpe democratizador de 1989 fue dado desde dentro del stronismo para cambiar el régimen político, pasando de dictadura a democracia, pero garantizando lo fundamental de aquél, su carácter oligárquico, que hace que tengamos un país con riquezas y derechos para pocos y una amplia masa de excluidos sociales, económicos y políticos. Para ello se desarrollaron una serie de instituciones públicas (ej., las que rigen los procesos electorales controlados por los partidos tradicionales conservadores) y privadas (como los medios masivos de formación de opinión pública) perfectamente sintonizados con aquel programa político de “cambiar todo para que no cambie lo fundamental”.

Esto funcionó, con altos y bajos, hasta el 2008. Ese año hubo una “falla” del sistema y fuerzas conservadoras - como los liberales - vieron que la única posibilidad de derrotar a sus tradicionales adversarios colorados era apoyándose en la figura de Fernando Lugo. Éste, sin embargo, por su trayectoria y formación, tenía - y mantiene - un compromiso con aquellos excluidos del régimen oligárquico. O sea, era un candidato anti-sistema.

Por eso las fuerzas conservadoras, inmediatamente después de la victoria, anunciaron los límites del mandato de Lugo. Él podría terminar tranquilamente su período presidencial siempre que no innovase rompiendo la lógica del régimen oligárquico. A mediados del año 2009 el Partido Patria Querida (PPQ) formuló la tesis por escrito y presionó - infructuosamente - para que el presidente Lugo adhiera (ver “Compromiso democrático”, 14 de agosto del 2009). Muy temprano la prensa que apoyó a su candidatura también apuntó en igual sentido. Con el mismo objetivo “disciplinador” la figura constitucional del “Juicio Político” fue agitada todo el tiempo (¡23 veces!), pero de manera inconstitucional como si el sistema presidencialista contemplara el “voto de desconfianza” de tipo parlamentarista.

El tipo de régimen instalado después del 3 de febrero de 1989 admite alternancias pero dentro del mismo proyecto cambiando colores, por ejemplo, colorados por azules, pero no alternancias entre proyectos como sería salir de un modelo de exclusión social para pasar a otro de inclusión social. El evento del 22 de Junio de 2012 fue nada más para “corregir” la “falla” y volver a la normalidad oligárquica.

Sin embargo, el régimen instalado en 1989 no dejó de presentar fisuras por donde la soberanía popular podía ser ejercida contra la lógica oligárquica. Lo demostró tempranamente la elección municipal en Asunción en 1991. Por problemas que no cabe analizar aquí, sin embargo, aquel brote tempranero no prosperó. Finalmente, esas fisuras se manifestaron con fuerza en el 2008. Es que queriéndolo o no, los progenitores de esta democracia truncada tuvieron que abrir las puertas de la política, de la acción colectiva y el debate abierto de ideas, que ha chocado en diversos momentos con los límites del régimen oligárquico en estas dos décadas de transición democrática. La elección de Lugo fue solamente el punto alto de ese proceso histórico-popular.

La unanimidad conservadora ANR, PLRA, PPQ y UNACE para el golpe parlamentario fue el intento de cerrar de nuevo las fisuras del régimen. Pero la elección del 2008 abrió una puerta en la política que continúa abierta o, quien sabe, y esté sólo entreabierta. La cuestión clave es si el sujeto político que expresa ese proyecto anti-oligárquico se va a presentar para la lucha político-electoral aprendiendo del 2008 y yendo más allá. El régimen como vimos, no lo impide, y la democracia paraguaya lo necesita para completarse.

Si la inclusión social será condición cada vez más importante para que se consolide una democracia en nuestro país, no tengamos duda de lo que estará en juego en el 2013.

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(*) Gustavo Codas es periodista, economista y máster en relaciones internacionales.