El análisis de la Dirección Regional ampliada del Psuv (DR) en Caracas sobre las elecciones del 26S es muy claro: "En el partido se han producido preocupantes tendencias de fraccionalismo especialmente por funcionarios públicos locales y regionales, que aspiran determinar (o de hecho ya lo hacen) el desempeño del partido en función de intereses distintos a los populares". Antes, la diputada Iris Valera y el exministro Eduardo Samán han llamado a la formación de una tendencia radical, y en el Psuv de Táchira parece existir un grupo que los apoya. El propio Carlos Escarrá respondió que en el Psuv existen tendencias hace tiempo, como si no hubiese necesidad de crearlas.
Se supone que en las asambleas y en el seno de los organismos de dirección esas tendencias se evidencian cuando examinan cuestiones relacionadas con el desarrollo y el ritmo del proceso, la propiedad de los medios de producción, las políticas de alianzas, etc.
La DR dice: "en esta fase de la revolución la tarea no consiste tan solo en ganar las elecciones o aplicar políticas sociales de alto impacto, sino en profundizar la revolución (tesis de Alan Woods, el viernes 10 en El Mundo)… al ataque de la contrarrevolución sólo se le puede oponer la ofensiva revolucionaria. Esto será posible sólo si profundizamos la revolución, si desarrollamos la verdadera democracia, el poder popular…"
Sin detenerse a explicar cómo entienden o que significa "la verdadera democracia", se preguntan, "¿cómo avanzar en esta coyuntura", y presentan tres escenarios: el primero "… propone la conciliación, la reforma como eje del proceso…" Esta es la vía de quienes temen al conflicto; un segundo escenario: "el avance indiscriminado… saltando fases, acelerando más allá de las posibilidades reales….", etc y el tercer escenario "apunta al desarrollo sin concesiones, pero sin apresuramientos… la dirección del proceso juega un papel de excepcional importancia en la evaluación de la correcta correlación de fuerzas…"
Si nos guiamos por esta opinión de la DR: "la ausencia de una clara dirección política, para dirigir o conducir la revolución bolivariana, se expresa en la falta de revisión y rectificación oportuna sobre los problemas políticos, sociales y económicos", deficiencias que se manifestaron en los últimos resultados electorales: "donde (sólo) un 48% se pronunció a favor de la revolución…", la Dirección Nacional del Psuv tendría que comenzar por revisarse.
¿De esos tres escenarios, cuál será el escogido para el año que en breve comienza? Sin ninguna duda, será el tercero. La palabra del presidente Chávez parece haberlo definido y despejado las interrogantes. En tal sentido, la DR está persuadida de esa radicalización, de la agudización de las contradicciones, de que habrá "una feroz resistencia de la contrarrevolución", de la necesidad de "un partido con alto grado de organización y claridad política", que es evidente, no existe, y de una "amplia alianza social", que también está por construir.
Ya en su parte final, el documento concluye que, en ese contexto, la tarea principal recae en la construcción de un Partido revolucionario de masas, sólidamente organizado que hasta ahora no ha podido garantizar el voto de sus siete millones de militantes. Ahora y en el 2007 le faltaron dos millones. Menudas tareas las que tienen planteadas.
Se supone que en las asambleas y en el seno de los organismos de dirección esas tendencias se evidencian cuando examinan cuestiones relacionadas con el desarrollo y el ritmo del proceso, la propiedad de los medios de producción, las políticas de alianzas, etc.
La DR dice: "en esta fase de la revolución la tarea no consiste tan solo en ganar las elecciones o aplicar políticas sociales de alto impacto, sino en profundizar la revolución (tesis de Alan Woods, el viernes 10 en El Mundo)… al ataque de la contrarrevolución sólo se le puede oponer la ofensiva revolucionaria. Esto será posible sólo si profundizamos la revolución, si desarrollamos la verdadera democracia, el poder popular…"
Sin detenerse a explicar cómo entienden o que significa "la verdadera democracia", se preguntan, "¿cómo avanzar en esta coyuntura", y presentan tres escenarios: el primero "… propone la conciliación, la reforma como eje del proceso…" Esta es la vía de quienes temen al conflicto; un segundo escenario: "el avance indiscriminado… saltando fases, acelerando más allá de las posibilidades reales….", etc y el tercer escenario "apunta al desarrollo sin concesiones, pero sin apresuramientos… la dirección del proceso juega un papel de excepcional importancia en la evaluación de la correcta correlación de fuerzas…"
Si nos guiamos por esta opinión de la DR: "la ausencia de una clara dirección política, para dirigir o conducir la revolución bolivariana, se expresa en la falta de revisión y rectificación oportuna sobre los problemas políticos, sociales y económicos", deficiencias que se manifestaron en los últimos resultados electorales: "donde (sólo) un 48% se pronunció a favor de la revolución…", la Dirección Nacional del Psuv tendría que comenzar por revisarse.
¿De esos tres escenarios, cuál será el escogido para el año que en breve comienza? Sin ninguna duda, será el tercero. La palabra del presidente Chávez parece haberlo definido y despejado las interrogantes. En tal sentido, la DR está persuadida de esa radicalización, de la agudización de las contradicciones, de que habrá "una feroz resistencia de la contrarrevolución", de la necesidad de "un partido con alto grado de organización y claridad política", que es evidente, no existe, y de una "amplia alianza social", que también está por construir.
Ya en su parte final, el documento concluye que, en ese contexto, la tarea principal recae en la construcción de un Partido revolucionario de masas, sólidamente organizado que hasta ahora no ha podido garantizar el voto de sus siete millones de militantes. Ahora y en el 2007 le faltaron dos millones. Menudas tareas las que tienen planteadas.